La música valenciana ha recibido un respaldo decisivo. El pasado 6 de noviembre, la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV) fue distinguida con el Premio Hispania Nostra 2025, con un accésit en la categoría Conservación del patrimonio como factor de desarrollo económico y social, por el proyecto “Recuperación patrimonial: sociedades musicales en peligro de desaparición (DANA)”.
El galardón, entregado en el Centre del Carme de Cultura Contemporània, reconoce un año de esfuerzo colectivo tras la devastadora DANA del 29 de octubre de 2024, cuando 23 sociedades musicales sin ánimo de lucro vieron arrasadas sus sedes, infraestructuras e instrumentos. Aquel episodio puso en riesgo un sistema cultural que no solo sostiene la formación de miles de personas, sino que constituye un patrimonio inmaterial único en el mundo: el modelo valenciano de sociedades musicales.
Un proyecto ejemplar de emergencia patrimonial
El jurado valoró especialmente que la respuesta de la Federación «pone en valor el sentido de colectivo de las agrupaciones musicales, el patrimonio inmaterial que representan y difunden, y supone una ayuda evidente para recuperar el ánimo en una zona devastada».
Y no fue para menos. En apenas cinco meses, la FSMCV logró canalizar cerca de 1,5 millones de euros en aportaciones solidarias procedentes de instituciones, empresas, donaciones privadas y ciudadanía. Estos recursos permitieron reactivar escuelas de música, recuperar instrumental básico y garantizar que ninguna sociedad afectada quedara sin apoyo para retomar su actividad artística y educativa.
Para Daniela González, presidenta de la FSMCV, el premio trasciende a la propia Federación: «Este reconocimiento pertenece a todas las sociedades musicales que, pese al barro, siguieron creyendo en la fuerza de la música como patrimonio vivo de nuestro pueblo».
Una celebración simbólica entre música y patrimonio
El acto de entrega del premio incluyó una intervención musical de la FSMCV. Los asistentes recorrieron las calles del centro histórico hasta la Iglesia de San Nicolás, que también fue objeto de visita guiada como espacio distinguido por su valor patrimonial y su ejemplar restauración.
La jornada unió dos símbolos: la recuperación de un edificio histórico y la recuperación del tejido musical valenciano tras una emergencia. En ambos casos, la idea central fue la misma: el patrimonio —material o inmaterial— solo pervive cuando la comunidad que lo sostiene continúa viva, activa y unida.