Rafa García Vidal, tras dirigir ‘Chimo’ en los Moros y Cristianos de Ontinyent: «sentí una explosión de júbilo colectivo que nunca olvidaré»

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El director Rafa García Vidal, quien llevó la batuta de la Joven Banda Sinfónica de la FSMCV, dirigió el pasado mes de agosto el multitudinario y espectacular Chimo en las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent. Al Compàs conversa con él sobre aquella experiencia.

Al Compàs. ¿Qué sentiste al recibir la noticia de que ibas a ser el encargado de dirigir la marcha mora Chimo en las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent? 

Rafa García Vidal. Sinceramente fue un momento precioso, ya que Ontinyent es una ciudad que conozco muy bien porque parte de mi formación musical la he realizado allí. Además, la Banda Instructiva Musical de Alfarrasí, banda en la que he crecido como músico, lleva muchos años participando en las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent. Así que recibir la noticia me produjo una enorme alegría, además de un sentimiento de responsabilidad por poder dirigir este acto tan representativo de la fiesta ontiñentina. 

AC. ¿Cómo has vivido la dirección de una obra tan emblemática y que tiene tanto peso emocional para los participantes y el público? 

RGV. Ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida, es una sensación indescriptible. Antes de empezar estaba deseoso por que la música sonara, con la Plaza Major repleta de gente. De hecho, llegando al castillo del Ayuntamiento, con la comitiva de autoridades festeras, tuvimos que esperar un tiempo considerable a que las dos últimas bandas participantes tuvieran espacio para integrarse en el lugar destinado a la gran banda, debido a que el espacio destinado a esta estaba repleto de músicos y público. 

Finalmente pudimos acceder, y después de la entrega de premios del concurso de bandas, me dispuse a dar la anacrusa para este ansiado momento. El sonido empezó a envolverme por completo, sentía como un torrente de energía sonora imparable. ¡Son alrededor de mil músicos! Poco a poco, en el transcurso de estas melodías y armonías tan familiares para mí, la emoción iba en aumento, alcanzando los acordes finales con una explosión de júbilo colectivo que nunca olvidaré. 

AC. ¿Cómo ha sido dirigir a tantos músicos a la vez, unos mil, y en un momento tan especial? 

RGV. El abordar la dirección de cualquier obra, sea el número que sea que conforme la formación musical, siempre es una responsabilidad enorme. Aunque es cierto que el número afecta a la coordinación de estos, por lo que enfrentarse a una interpretación con unos mil es tarea compleja. 

Sin embargo, he de decir que la orografía de la Plaza Major, y el perfecto conocimiento de la marcha por parte de los músicos, son dos grandes aliados para poder alcanzar un buen resultado musical. Así que, mi máxima preocupación era disfrutar de ese instante único, intentando contagiar a aquella masa enorme de músicos la pasión festera, casi irracional, que contagia cada una de las notas de la marcha Chimo

AC. ¿Cómo de diferente es el sentimiento de pasar de estar interpretando esta pieza a estar dirigiéndola? 

Para mí, realmente el sentimiento no es muy distinto, de hecho, lo que cambia es la perspectiva, es decir, cuando la interpretas como instrumentista estás dentro de la masa sonora, pero las sensaciones expresivas y musicales son parecidas, pero como digo, desde otra ubicación en la interpretación. 

Eso sí, cuando la diriges eres el primero que recibes esa interpretación, es más, eres el que la conduce. Pero he de decir que, aunque la he dirigido algunas veces a lo largo de mi carrera profesional, lo que no tiene parangón es el hacerlo delante de mil músicos, además de otros miles de personas que asisten a este evento, atraídos por el deseo de experimentar y disfrutar de esta catarsis colectiva que se produce en una de las mayores comuniones entre músicos y festeros. 

AC. Este año es el 60 aniversario de Chimo, ¿qué sentimientos despierta en ti esta pieza? 

RGV. Yo, como músico nacido en la Vall d’Albaida he tenido la suerte de crecer entre música festera, un estilo musical que ha influido enormemente en lo que hoy en día soy profesionalmente. Por eso, este es uno de los motivos por el que ser invitado a dirigir Chimo representa un orgullo y un honor, pero, además, poderlo hacer en una fecha tan señalada, como es su 60 aniversario, es una motivación extra para disfrutar de esta oportunidad. 

También quisiera aprovechar estas líneas para volver a agradecer la confianza que la Sociedad de Festeros, Ayuntamiento, y Pueblo de Ontinyent han depositado en mí, permitiéndome hacer realidad este sueño. Un sueño que lleva conmigo desde muy joven, porque soy un ferviente practicante de esta tradición festera, por la que siento un gran afecto, además de un enorme respeto por su música y sus compositores. Personas, como el Mestre Ferrero, que han forjado, a lo largo de décadas, una identidad expresiva y cultural única; sabiendo plasmar los sentimientos festeros en míticas páginas sonoras que despiertan pasión y admiración a partes iguales.

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30/08/2024