Miguel Domingo ha pasado de ser uno de los noventa intérpretes de la Joven Orquesta Sinfónica de la FSMCV a sumergirse en partituras en blanco para dar forma a una obra de creación propia que ha abierto cada concierto de la última gira de la orquesta de la que él forma parte. En Al Compàs hablamos con él de este salto en su carrera:
Al Compás [AC]. ¿Cómo surgió la posibilidad de componer para la Joven Orquesta Sinfónica?
Miguel Domingo [MD]. Fue algo que hablé yo con Cristóbal el año pasado, en la gira que hicimos en Madrid. Le comenté que estaba terminando mis estudios de composición y antes de que acabara la frase me dijo: «haz algo para nosotros».
AC. Cuéntanos un poco cómo te has inspirado a la hora de componer esta pieza.
MD. Estaba estudiando historia y cuando toqué el tema de la música medieval me vinieron muchos intereses, así que cuando se me dió la oportunidad pensé «¿Por qué no aplicar esto que acabo de aprender en las nuevas obras?». Y entonces empecé a investigar e indagar técnicas, contextos, sonoridades… y poco a poco fui elaborando hasta que la obra estuvo terminada.
AC. ¿Y cómo son los nervios antes de estrenar una obra propia?
MD. ¡Es lo peor! Mira que estamos siempre nerviosos antes de tocar, antes de dirigir, pero esto es una sensación muy muy extraña; alegría, ansiedad… Bueno, realmente hay muchas emociones dentro, pero la alegría de haber trabajado todo esto, de poder llevarlo a cabo, de ver que realmente algo que funciona y que puedes expresarte creativamente… yo creo que está por encima de todas las sensaciones y emociones.
AC. ¿Cristóbal te dió algún consejo a la hora de componer la obra?
MD. Cristóbal no me dio ningún consejo, solamente dos indicaciones: que no pusiera instrumentos ni elementos poco habituales.
AC. Después de todo esto, ¿crees que puede ser la primera obra de muchas?MD. A mí me gustaría mucho que fuera la primera de muchas, pero ya no tanto por tocar cosas mías, sino por poder trabajar con la gente, por poder aprender tanto yo de ellos como ellos de mí y del estilo que yo hago. Que podamos democratizar un poco la cultura, sobre todo esta más moderna y vanguardista que está tan alejada del público mayoritario.