Golondrina de Madrid fue la última obra compuesta por el Maestro Serrano y estrenada de manera póstuma con arreglo del maestro Jose M. Izquierdo. Se escuchó por primera vez en el Teatro Calderón de Madrid tres años después de la desaparición del compositor. Serrano se había convertido en uno de los grandes referentes del género lírico en España, un mito de la zarzuela.
Las notas de esa obra póstuma sonaron de nuevo el pasado viernes en casa del maestro, del que se agota el año que conmemora su 150 aniversario. Fue durante el doble concierto de Música a la Llum, protagonizado por la Joven Banda Sinfónica de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana, bajo la dirección de Rafael Grau.
Música a la Llum, patrocinado por CaixaBank y organizado por el Institut Valencià de Cultura junto a FSMCV es el proyecto que colabora con las sociedades musicales en la la conservación, puesta en valor y difusión del espléndido patrimonio cultural custodiado en sus archivos.
Cada año artístico de la Federación concluye con el concierto de Música a la Llum por parte de la Joven Banda Sinfónica y esta vez, además, la unidad artística ofreció una doble actuación: a mediodía actuaron precisamente en el Teatro Serrano de Gandia y, por la tarde, en el Centro Cultural Bernat i Baldoví de Sueca, donde nació el maestro en 1873.
Tributo a zarzuelistas valencianos
El programa del concierto, del que formaba parte Golondrina de Madrid, suponía un homenaje a zarzuelistas valencianos que fueron divulgados en Harmonía, una revista de música creada por el músico Mariano San Miguel que entre 1916 y 1962, mediante una suscripción, ofreció a las bandas de toda España selecciones de partituras de un repertorio asequible y popular.
El concierto La revista Harmonía y los zarzuelistas valencianos incluía la fábula de La labradora y el intermedio de La barbiana, de Leopoldo Magenti; una fantasía sobre El capricho de una reina y la mazurca de Las maravillosas, de Soutullo y Vert; el vals de Me caso en el mar, de Manuel Penella; la jota de La cuna, de Ruperto Chapí; una fantasía sobre ¡Ave, César!, de Vicente Lleó, y la una fantasía sobre la mencionada Golondrina de Madrid.
En la recuperación de las partituras han colaborado diferentes sociedades musicales y estudiosos, como la Societat Musical Filharmònica Alcudiana, la Sociedad Musical La Paz de San Juan, La Societat Musical l´Artística Manisense, la Sociedad Musical Santa Cecilia de Requena, Frederic Oriola y Marcial García Ballesteros.
