Los concursos de composición organizados por la FSMCV junto a las diputaciones de Castellón y Alicante siguen abiertos hasta septiembre y dan voz a una nueva generación de creadores.
La música como herramienta de transformación educativa y territorial. Ese es el espíritu que late tras los concursos de composición impulsados por la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV) junto con las diputaciones provinciales de Castellón y Alicante, cuyas convocatorias continúan abiertas hasta el 5 y el 15 de septiembre, respectivamente.
Ambos certámenes se consolidan como una plataforma de impulso a nuevos lenguajes compositivos, a la vez que fomentan la creación de repertorio vinculado a la identidad valenciana y a sus valores educativos. El II Concurso de Composición para Banda Sinfónica de la Diputación de Castellón y el XI Concurso de Composición Didáctica de la Provincia de Alicante son una oportunidad única para que los creadores actuales hagan sonar su música más allá del papel.
“Estos concursos permiten no solo apoyar el talento creativo, sino también proyectar una mirada musical sobre el territorio y su identidad”, afirma Daniela González, presidenta de la FSMCV.
Castellón: patrimonio, paisaje y sinfonismo
El concurso castellonense tiene una dimensión simbólica y territorial que lo hace único. No solo premia el nivel musical de las obras, sino que convierte las partituras ganadoras en pieza obligada del Certamen Provincial de Bandas dos años después de su elección.
Obras como Morelladon, de Jesús Orón, toman como punto de partida referentes locales: “Es una versión nostrada y libre de los dinosaurios que habitaron este territorio. Lo más importante es ofrecer la oportunidad de interpretar obras donde prime la calidad musical”, explica el autor.
La torre del Rey, de Carlos Vallés, se inspira en el patrimonio histórico: “El poema sinfónico describe el espíritu de un rey que busca a su amada entre los pasadizos de una torre. Esta es una oportunidad para demostrar nuestra valía y que nuestra música suene en los certámenes, algo que hoy en día no es fácil”.
Por su parte, Pedro Sanz, galardonado con Leyendas del mar y la tierra, destaca el valor del concurso como “gran escaparate”: “Es importante para los compositores tener un punto de partida con visibilidad. Es una magnífica iniciativa para promover la creación y enriquecer el patrimonio musical valenciano”.
Alicante: compromiso pedagógico y transformación educativa
El certamen de Alicante, con once ediciones a sus espaldas, tiene una clara orientación educativa. Las obras ganadoras se incorporan al festival Música i Família y se publican bajo el sello de FSMCV Edicions, garantizando su recorrido pedagógico.
La obra La voz de los silenciados, de Óscar Calatayud, abordaba el acoso escolar desde una perspectiva musical, utilizando percusión corporal e instrumentos reciclados: “Mi principal motivación fue trabajar aspectos tan relevantes como el bullying y establecer un mensaje pedagógico a través de la música. Fue un camino artístico que siempre recordaré de forma muy gratificante”.
Otra propuesta destacada fue Las aventuras de Lena la ballena, de Felipe Vicente, una historia musical con narrador para público infantil: “Quería transmitir cómo niños que pueden ser muy distintos pueden construir y fortalecer una gran amistad. Este concurso es muy beneficioso porque nos permite aportar desde nuestro prisma a la formación musical. También contribuimos al desarrollo educativo musical de nuestra Comunitat”.
Ambos coinciden en la importancia de asegurar la difusión de las obras: “La publicación por parte de FSMCV Edicions convierte esta iniciativa en un auténtico escaparate para los compositores”, subraya Vicente.
Fechas clave y acceso a las bases
Las candidaturas para el II Concurso de Composición para Banda Sinfónica de Castellón podrán presentarse hasta el 5 de septiembre. Por su parte, las del XI Concurso de Composición Didáctica de Alicante permanecerán abiertas hasta el 15 de septiembre. Toda la información está disponible en la web oficial: www.fsmcv.org.